No hace mucho tiempo leí un artículo a propósito del cáncer de mama, que concluía así: «Creemos que la salud significa mucho más que ausencia de enfermedad, significa abrazar la vida. Se puede luchar y transformar una pulsión de muerte en una pulsión de vida.» Resulta indudable que el artículo hacía referencia a casos de pacientes que previo a enfermarse habían atravesado una detectable situación emocional y psicológica complicada. Y que se lo había vinculado al evento mamario Otra vez leí en un artículo referido al infarto de miocardio y a los accidentes cerebrovasculares, sobre cómo la Psicología puede actuar en su prevención. Me puse a estudiar este tema – vastisimo por cierto – lo que por lo tanto hace imposible sea referido en sus detalles. Lo cierto es que hoy en día la mayoría de las instituciones dedicadas a esta problemática cuentan con un equipo específico en Psicocardiología y Neuropsicología que se aboca al tratamiento de pacientes coronarios y otros con secuelas de patologías cerebrovasculares, desde el lugar de lo emocional. Ello ratifica pues que no se discute ya la vinculación entre la enfermedad y el estado del psiquismo. Hay un estudio llamado Enhancing Recovery in Coronary Heart Disease Patients que confirma que los pacientes con cuadros depresivos severos y persistentes, tienen un mayor estado inflamatorio y riesgo de trombosis que los pacientes sin depresión. Por lo que el paciente deprimido que reciba apoyo psicológico o medicación antidepresiva puede reducir hasta en un tercio su riesgo de padecer episodios cardíacos. Es la serotonina uno de los elementos que vincula los trastornos cardiológicos con la depresión, ya que está muy relacionada con la actividad del corazón; su nivel es bajo en los depresivos. El grupo de mayor riesgo emocional está principalmente formado por personas que padecen depresión ansiogena o ansiosa. Ésta es la depresión explosiva, irritable, impaciente, la del enojo permanente, con altos niveles de distress. A todo esto se asocian factores que aumentan el riesgo como es la nicotina, el exceso de alcohol, colesterol alto y diabetes; éstos últimos como resultante de la angustia que se canaliza por lo oral.
El ser humano no tiene conflicto, es conflicto. Su inadaptación a lo real del mundo se cobra con síntomas que dejan de manifiesto la imposibilidad de realización del deseo que lo mueve. En mi reciente libro sobre violencia en los vínculos, hice referencia a la enfermedad como salida a un conflicto instalado . Es la instancia crítica o «el momento crítico en que llega algo que irrumpe de manera instantánea para accionar una defensa dormida. Se trata de una salida impensada y forzada por las circunstancias mismas y que viene a sacudir el tablero». La gente no se enferma de un día para el otro. Siempre hay un antes que tiene que ver con ese corolario que estuvo representado por síntomas orgánicos y psicológicos que tal vez se desatendieron .»La lucha prolongada dentro de un vínculo conflictivo provoca acumulación de estrés por el esfuerzo de sobreadaptación sostenida en el tiempo, lo que calladamente va dañando el organismo. El sistema inmune se deprime y el cuerpo que no es de hierro y que se acuerda de todo lo que le viene pasando, se enferma». Es innegable la relación existente entre las experiencias de vida y los sistemas de reactividad orgánica. Se le llama «incidencia somatopsíquica». Siendo así, «toda situación adversa que implique desgobierno de las emociones incide en la funcionalidad de los circuitos neuronales y de sus mediadores neuroendócrinos intervinientes». Cuando se trata de un tumor, sobre todo si se trata de un cancer, estamos ante una respuesta orgánica extrema en donde ha sido la ley del orden celular lo que se atacó. Hoy sabemos de la vinculación enorme que se le atribuye a este mal con el mal-estar psicológico sostenido. «Detras de una pesada enfermedad sin dudas se esconde un grueso componente psicológico». A su vez, el area del cuerpo en el que se manifiesta la enfermedad tiene relación con la carga antedicha. Los tumores que afectan el area del cuello por delante del mismo(garganta, laringe,tiroides, piso de boca, etc) son vinculados a la función que cumplen. El area de la garganta para dar un ejemplo, se relaciona con el habla, con lo dicho y con lo que no se puede decir.Es el silencio autoimpuesto. En tal caso, el mensaje queda traicionado por la forma de decirlo, que es el tumor. Los cuadros sistemáticos de ronqueras, espasmos de garganta, las afonías intermitentes, etc son a su vez silencios habitados. Como las afecciones auditivas rebeldes, que tienen que ver con un quedarse sordo para la voz interior que a su vez está negando a la exterior. Estudios psico-oncológicos más recientes aportan referencias que permiten situar y relacionar el inicio y la formación del tumor hasta con las fechas o tiempos históricos de los episodios conflictivos que ese paciente cursó. Y así fomenta el interés y la necesidad de tratarse psicológicamente para ayudar a la cura. Concretamente, se trata de destrabar el punto ciego para destrabar el síntoma, que sólo se apacigua pagando el precio de atravesar la tragedia. La carga emocional que vive un sujeto que se enferma de algo grave, siempre contribuye a instalarle la idea de culpa -castigo, por lo que se hace imprescindible que lleve a un buen análisis tales temas, en un ámbito especializado. De lo contrario, ya tomó una decisión…
Excelente interpretación acerca de aquello que siempre es bueno tener presente: "cuando silenciamos nuestros miedos, angustias, etc. el cuerpo habla a través de síntomas" Muy buena nota!!!
Es tal cual, estoy atravesando un mes de estudios y mas estudios médicos. Los síntomas no ceden, pero nada me encuentran mientras tanto que los justifique. Me mandaron a tratarme con un psicólogo para que "desembuche". Y en eso estoy. Le gradezco esta nota, es un aporte más. Rodolfo