C. M. | IBIZA La psicóloga Alicia Crosa ha buceado en el origen de su país, Argentina, para reencontrarse con su madre y su familia, que emigraron como tantos otros desde Italia en busca de un futuro. El resultado de su búsqueda es ´Las argentinas bajamos de los barcos´, un libro que el pasado día 2 presentó en Italia y que desgrana el papel que en aquella época desempeñó la mujer, una mujer invisible, sometida al hombre, mula de carga que tuvo que sacar adelante en las peores condiciones posibles a su familia, y todo ello en silencio, sin poder siquiera quejarse de su hipoteca vital.

«Los argentinos somos en su gran mayoría hijos de los inmigrantes que se instalaron en una sociedad estratificada en ganadores y perdedores», escribe Crosa. En esta sociedad, la mujer siguió en su «histórica posición disimétrica, siempre atrapada en el lugar asignado de dar y no de pedir, promotor de la patología del desvalimiento que largamente la acosó. Y que el machismo masculino explotó a gusto, violencia que además ha sido banalizada culturalmente».

La «perpetua insatisfacción y descontento callado» de aquellas mujeres pervive en la identidad de la mujer argentina, según expone Crosa, «como marcas» transmitidas de generación en generación y «promotoras de aquello que podría llamarse sufrimiento de género». Este es el origen de la neurosis de las mujeres argentinas y por tanto del propio país, ya que ellas la transmitieron de forma inconsciente, según la psicóloga.

Crosa ha publicado además los libros ´Enrique Santos Discépolo o qué se puede hacer con la tristeza´ (2011), ´Porque te quiero te aporreo.
Violencia en los vínculos´ (2012) y ´El hijo de mis padres no fue mi hermano. Violencia fraterna´ (2014).