Diario de Ibiza: «El neurótico no nace, se hace»


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CONFERENCIA

«El neurótico no nace, se hace»

La psicóloga clínica y psicoanalista Alicia Antonia Crosa ofrece el martes una conferencia sobre la neurosis en el Club Diario


 18-09-2016 03:30

Las personas no nacemos neuróticas, nos hacemos neuróticas», sentencia Alicia Antonia Crosa (Buenos Aires, 1943), psicóloga clínica y psicoanalista que el martes ofrecerá la charla en el Club Diario de Ibiza ‘La neurosis, una visión desde la psicología clínica’. ¿Qué es ser un neurótico? «Es un individuo que está invadido por la angustia, que sufre por un presente que existe y por un futuro que no existe», responde Crosa, especializada en trastornos de pánico y violencia que trabajó durante 30 años en las cárceles de Buenos Aires como asistente criminológica, psicóloga evaluadora de penados y psicóloga forense en el Instituto Neuropsiquiátrico de Seguridad del Hospital de Melchor Romero de La Plata. Susana Ripoll, presidenta de la asociación Mujeres Anónimas que Aman Demasiado, presentará a Crosa.

La angustia es el foco de la neurosis, agrega la psicóloga, que explica que el neurótico está lleno de síntomas. Uno de ellos es la ansiedad, provocada por la frustración, por la incompetencia derivada de la falta de seguridad en uno mismo. «El neurótico está plagado de mecanismos de defensa del yo; es masoquista por la falta de confianza en sí mismo y tiende a la servidumbre en relación a otro, razón fundamental por la que suele entrar en relaciones amorosas desiguales y sufrientes en uniones psicopáticas», detalla Crosa. Es más, la psicóloga asegura que siempre que hay un individuo con tendencias psicopáticas «hay que pensar que detrás hay un neurótico que deja hacer», en cualquier tipo de relaciones, no solo de pareja.

La repetición, otro síntoma

Ese dejar hacer tiene mucho que ver con otro de los síntomas de la neurosis, la repetición, que obedece a un mecanismo inconsciente «muy neurótico» que conduce a buscar en alianzas amorosas personales o vínculos de todo tipo con otra persona (por ejemplo un jefe o un empleado), «estigmas que tienen que ver con modalidades de relaciones ancestrales y desiguales».

Así, «el neurótico queda capturado entre querer salir de lo que le pasa y repetir lo mismo», aclara Crosa, que agrega que es común en ellos la ambigüedad: decir una cosa y hacer la opuesta.

El neurótico vive todo este panorama con una «enorme culpa que lo somete a un estado de reproche constante», prosigue la psicóloga. Esta sintomatología parte de «un yo débil, lisiado, inseguro, que es el eje de la conformación neurótica». Además, está inmerso en «un tremendismo cotidiano y constante» que le hace necesitar siempre ayuda, por lo que los consultorios psicológicos están llenos de neuróticos, «pero no hay ningún psicópata», aclara la psicoanalista: «Un neurótico siempre necesita ser escuchado y atendido. Necesita tratamiento psicológico de forma constante. El psicoanálisis ayuda mucho porque trabaja con el inconsciente, que es donde están trabadas las estructuras neuróticas que asfixian al yo. En la medida en que recurre al tratamiento tiene posibilidades de tomar conciencia de lo que le pasa y de dejar de sufrir un poco, lo que no hace el psicópata».

Ayuda profesional, muy eficaz


Precisamente la ayuda profesional es muy eficaz para estas personas, asegura Crosa, que en cualquier caso lanza un mensaje tranquilizador: «Mi intención es transmitir a la gente que esto le pasa al 99,9% de la gente, que no es una enfermedad, es una modalidad anómala del ser».

«El psicoanálisis ayuda mucho porque trabaja justamente el inconsciente, que es donde están guardadas las estructuras neuróticas que asfixian al yo», prosigue.

Otro de los síntomas de la neurosis, «muy complicado y hasta peligroso», es el miedo, el temor, las fobias que surgen a un individuo que está extremadamente angustiado. «El pánico es la enfermedad de esta época. Detrás siempre hay un neurótico, que suele entrar en situaciones de pánico cada vez que la angustia lo inunda y se queda inerme, le fallan los mecanismos de defensa del yo. El psicópata no se angustia, el neurótico sí. El psicópata utiliza la angustia del neurótico en su propio provecho», agrega.

Todos estos síntomas (los trastornos) hacen sufrir y «desacomodan» al individuo, en palabras de la psicoanalista, que analizará el martes el «valor deformante de la cultura como principal gestor de la neurosis, por eso el individuo neurótico presenta muchos síntomas de desadaptación, a una cultura, a un medio, a una sociedad que lo enferma. Todo eso parte del primer núcleo social de origen, que es la familia».

La familia es así el primer punto de inadaptación: «Cuando uno nace se instala en una estructura social armada por otros a la que hay que adaptarse, lo que implica sus precios».

Crosa defiende la utilidad del psicoanálisis pese a que «tiene muy mala prensa»: «En el psicoanálisis, el paciente se pregunta cosas sobre sí mismo delante de otro que lo analiza, en cambio desde la psicología clínica es esta clínica psicológica la que responde a partir de la conducta, valorada como síntomas que presenta un individuo».