ESTRAGO !!!

…. hoy escribo con destino preferencial a la población adulta mayor – que me incluye- y comienzo diciendo que nos robaron la Vida. Esa ya cortita que – supuestamente- nos va quedando. Por efecto de la sobredosis de tolerancia, veo achacada a la gente con la que me topo por las calles. La injuria quedó depositada en el enclaustramiento e inscripta en sus cuerpos. Cuerpo rehén de la peste, cuerpo expropiado. Uno nunca se va a curar del todo de aquello que le faltó y/o lo traumatizó hondamente. Se adapta, como puede y hasta adonde puede, se cuenta otras instancias con las que aprende o no a convivir. Pero, los convenios de convivencia con uno mismo están agotados. Porque no se puede vivir en paz con uno mismo evitando la Vida, que se alimenta por Deseo. 

 Los Psicólogos, Clínicos y/o Psicoanalistas estamos abocados por entero a la atención de lo que nomino «clínica del vasallaje», ese encuentro obligado con el dolor (lo Real) que deja marcas no tan sólo en la psiquis, también en el cuerpo (herpes zoster o culebrilla, psoriasis, vitiligo, úlceras, hipertensión, infartos y otros daños corporales). Todas señales de angustia indicadoras de habérsele quebrado el ejercicio de la tolerancia, haciendo que el Yo de cada quien, haya dejado de ser el dueño de su propia casa. Es el espacio psicoterapéutico el lugar ideal para «escucharse decirlo».

La sociedad está convertida en una especie de cárcel ultra dimensionada. Todo nos lo cambiaron, hasta el ritual fúnebre del duelo, cuya interrupción, desde ya, favorece el duelo patológico. Es llamativo cómo debido al desmanejo de la pandemia por parte de la masa dirigente, quedó expuesta la banalización del mal hacia la población. La sociedad argentina tiene roto el contrato social consistente en no agredir, respetar al otro, atender al límite, etc. Hay demasiada pulsión de poder y devaluado el sentido de culpa. Aprendí como uno de los primeros conceptos aportados por la Psicología, que estar bien haciendo el mal es perversión. Ahí no hay inhibición ni represión, porque el sentido de culpa está devaluado y por lo tanto el mal queda banalizado. Militantes del miedo encubridor de ineficiencia e ineptitud, nos encerraron sin atender a sus consecuencias en salud. En fin, en política no hay nada peor que un déspota iluminado que usurpa el lugar de Dios. El inquilino de la Casa Rosada debió rodearse de un mejor equipo. Lo que no pasó y el daño social es enorme. Cierro esta catarsis mía de este día, trayendo a colación algo que no hace mucho leí adjudicado al filósofo danés Soren Kierkegaard: …» la historia vive hacia adelante, pero es comprendida marcha atrás».  Sin más que decir por mi parte!