La caída guarda relación con la trepada

… Gatica, Monzón, Bonavena, Maradona, ídolos argentinos del deporte. Y los del espectáculo popular que me acuerde en este momento, Olmedo, Rodrigo, Olmos, todos con finales de vida trágicos. Ídolos para afuera, para sus seguidores, no líderes de si mismo.

Puntualmente el reciente caso Maradona, me lleva a pensar en que nadie puede convertirse en otro sin dejar de ser quien es, como que tampoco se cura del todo aquello que le faltó. Por eso la recurrencia al oral soporte de la droga, que al narcotizar, tapona el vacío de ser, ante la soledad del si mismo. Tremenda trampa destructiva que con el tiempo le irá bajando la pulsión hacia el intento de seguir siendo ese otro que supo ser. Momento en que se le planteara difícil escapar del dolor de existir. Entonces la decadencia, la caída, lo que genera espanto propio, también ajeno, y por lo tanto bajará el sonido de los ruidos enaltecedores. Así, los ídolos suelen terminar destrozados por si mismo.

Es interesante destacar cómo funciona en una sociedad – azotada por decepciones y pérdidas, que no ofrece redes de contención – el psiquismo de los seguidores de un ídolo o de un líder, al que se había convertido casi en una imagen de culto. Que vendría a funcionar como ese que aporta lo que a cada quien le falta. Y cómo estos son capaces de reaccionar ante la desaparición física, cuya pérdida lo resignifica. Acabamos de asistir a actos de verdadero desamarre social, reacciones casi psicóticas en individuos no reconocidos como tales, si “borders” tal vez, que las “barras” contienen. Hinchas fanáticos erotizados por los goles maradoneanos de otros tiempos, tal como si el jugador hubiera sido la única creación de su vida entera, que sin Él queda vacía, estallados sobre una sociedad crispada, atravesada por las divergencias políticas, lo que victimiza a la ciudadanía entera. La gente, la masa, se desborda cuando aquello que debe hacerle borde, no funciona. Surge entonces la violencia como recurso para afrontar a sus frustraciones, todo en medio de una sociedad dividida entre gente invadida por el miedo y gente que se olvidó de tenerlo. Eso fue lo que vimos.